Llevar la práctica de la meditación al diálogo con los demás
Si bien, aunque no consideramos la forma en que hablamos como “violenta”, las palabras a menudo pueden causar daño y dolor hacia nosotros mismos o hacia los demás. Esto es debido a que muchos de nosotros hemos aprendido a hablar en términos de juicios moralistas, evaluaciones y etiquetas, que nos desconectan de nuestra humanidad, nuestro cuidado y compasión
Somos peligrosos cuando no
somos conscientes de la
responsabilidad por nuestro
comportamiento,
pensamientos y sentimientos.
Nos referimos como “peligroso” a no ser consciente de lo que me mueve realmente a comunicarme, desde donde lo hago y con qué intención; al no hacerme responsable de lo que me corresponde, lo ponemos fuera, y eso no solo me hace daño a mí (ya que no me deja avanzar en mi vida) sino que pongo también en el otro algo que no le corresponde (aunque evidentemente el otro como adulto puede identificarse a no con ello)
Reflexiona sobre el Habla Consciente
Distingamos entre dar desde el corazón y estar motivados por la culpa, y aquí la cuestión es si me incluyo en la acción o no me incluyo; para ello, te invito te hagas la pregunta “¿Esto está bien para mí?” o “¿Esto me cuida, me ayuda, me va bien…?”
Porque cuando nos incluimos en la acción no hay deuda, no hay culpa, no ponemos en el otro la responsabilidad de devolvernos algo (es mi asunto si eso que estoy dando está bien para mí). Pero también a la inversa, cuando recibo lo hago sin generar deuda, el otro es responsable de dar lo que esté bien para el o ella, e incluirse o no en el dar (no es mi asunto)
Jamás podemos hacer que
las personas hagan una
determinada cosa.
Hablar conscientemente, tomar la responsabilidad de mis palabras,
de mis gestos y de mi intención en la comunicación (mi asunto) nos hace estar
más presentes con nosotros mismos y con los demás, conocernos mejor
y vivir con una mayor claridad nuestras vidas.
En el mundo de los juicios
nuestra preocupación se
centra en quién “es” qué.
¿Cómo implementarla?
Comunicamos aquello que alberga en nuestro interior, aquello que somos y queremos compartir, pero muchas veces nuestra atención está más colocada formándonos una opinión sobre nosotros mismos o intentando captar la atención del otro que sobre el mensaje propiamente (nos identificamos con el personaje)
El análisis de los otros es en
realidad una expresión
de nuestras propias
necesidades y valores.
Muchas veces nos ha podido suceder que no estemos de acuerdo con lo
que estamos diciendo, nos arrepintamos en seguida o, incluso, en el
mismo momento que estamos evocando las palabras, ajenos totalmente
a nosotros mismos (mantenemos a un personaje que quizás ya no tiene nada que ver conmigo)
En la medida en que estamos más atentos y presentes, practicando el no juicio, podemos captar antes nuestra forma de comunicarnos y aprender poco a poco a responsabilizarnos de ella, con amabilidad y atención compasiva.
Algunos de sus beneficios
Entendamos que cultivar el habla atenta nos hace responsables de nuestro organismo, un sistema que a veces se altera, tiene miedo, se enfada, bloquea o pone muchas expectativas en el otro… Y eso tiene unas consecuencias bastante bonitas:
- Relaciones más conscientes: no hablo de ti (no te juzgo, no es mi asunto), hablo de lo que a mi me hace sentir esto (me responsabilizo, mi asunto), de esa manera conecto conmigo y contigo, desde la honestidad y el respeto
- Poder hacernos cargo de nuestras palabras nos invita a vivir desde una mayor alineación interna (me incluyo, me atiendo… me doy amor)
- Expresar nuestras necesidades de manera consciente y responsable es muy importante para poner colmarlas (esto me hizo sentir de esta manera)
- Recuerda, si no te escuchas y te encargas de tus necesidades es imposible conectes contigo, y si no conectas contigo y tu naturaleza, es imposible vivas en plenitud. Hay que practicar para obtener resultados, no solo leer… por ello el siguiente punto:
Practica el Habla Consciente
Si expresamos nuestras
necesidades es más probable
que podamos satisfacerlas.
En lugar de reacciones automáticas habituales, nuestras palabras se convierten en respuestas conscientes, basadas firmemente en la atención a lo que percibimos, sentimos y deseamos en ese momento
Hacerse preguntas es muy importante…
Coge papel y lapiz, o abre un word y ponte con ello:
- ¿Desde dónde salen mis palabras?
- ¿Qué quiero transmitir a la persona que tengo delante?
- ¿Cuál es mi actitud ante lo que estoy diciendo?
- ¿Me reconozco ante mi mensaje?
Reconocer lo que me sucede y dar claridad a mi organismo es fundamental para llevar a cabo los pasos a seguir en mi vida (los míos, desde mi escucha)
Desde ahí, voy con más claridad a comunicrme con el otro, teniendo en cuenta que no todo el mundo me provoca las mismas sensaciones, y que cada una de ellas habla de un aspecto de mí
Recuerda que no tienes porqué adaptarte a las situaciones (ambientes, contextos, personas) que te provocan malestar, es importante discernir cuando algo no es bueno para ti y marchar, llevándote un bonito aprendidaje
Podemos reemplazar el
lenguaje que implica una
falta de opción por el que
reconoce una posibilidad
de elección.
Vamos a ello…
- Pongo el foco dentro: Observo lo que otros dicen o hacen, y articulo esta observación sin introducir ningún juicio o evaluación hacia fuera, sino en lo que a mí me está haciendo sentir (mi asunto)
- Llevo mi atención al cuerpo, observo cómo me siento, la intención que tengo de comunicar. Para estar más presente en tu cuerpo, con tus emociones, aquí tienes una práctica que puede ayudarte
- Me hago consciente de mis necesidades: para ello es muy importante parar y observar, tomar un par de respiraciones. esta capacidad se va a haber facilitada en la medida que practiques estar presente, te invitamos a nuestro grupo de meditación grautito, donde puedes practicar cada semana con nosotros
- Me permito expresar lo que quiero decir tal y como siento está bien para mí
- Observo el movimiento de los músculos de mi boca y observo cómo brotan las palabras, cada sílaba, cada tono.
- Escucho atentamente lo que estoy transmitiendo, el sonido y entonación de cada palabra, soy consciente de que lo que digo es honesto, tiene que ver conmigo
- La forma en que lo acompañan el movimiento de mis brazos, de mis hombros, de mis manos, si es suave, si mi postura es abierta o se ha cerrado… puedo hacer modificaciones cuando quiera
- Qué tipo de gestos realizo con la musculatura facial mientras emito el mensaje (si estoy mirando hacia otro lado, sonriendo, mi gesto es relajado, hay tensión mandibular… y modifico lo que necesite)
- Observo atentamente el proceso, practicando el no juicio, con amabilidad y respeto. Para estar más presente con las sensaciones de tu cuerpo sin juicio, también tenemos una práctica relacionada
Gracias a la aportació de Rosenberg y su libro "Comunicación No Violenta" por haber inspirado este artículo