Me arriesgo a no ser lo que esperas, a ser una decepción para ti
WOW El arte de aprender a ser mediocre comienza por asumir que seguir persiguiendo nuestra imagen ideal nos encarcela, mientras que comenzar a desplegar lo que somos en esencia nos libera
Soy consciente de que los valores que se apremian en este presente (ahí fuera) son aquellos relacionados con el poder externo (económico, social, relacional, académico, físico, deportivo…)
Prestar (casi toda) mi atención a todos estos asuntos sobre lo externo, como bien nos enseñan desde peques, nos separa taaanto de ese poder interno… que puedes despertar de ese sueño (pesadilla) de dos maneras (al menos en mi experiencia)
- Cuando ya has conquistado ese mundo y te das cuenta de que lo sientes igual de vacío que antes
- Cuando paras un momento ante ese “seguir avanzando detrás de la zanahoria” y observas que no tiene sentido seguir bajo esa presión
En cualquiera de las dos, la sensación es de “Ok, me rindo ante lo que soy“…
Uy, qué bonito, pero… “¿y si, lo que eres en esencia no está bien?” (que diría una parte emocional asustada)
Aquí podemos observar que esa parte que se sentía segura detrás de la zanahoria vuelve a mirarla con ojos temerosos, ¿qué pasa si la dejo ir? ¿dejarán de quererme y reconocerme? ¿dejaré de ser admirado por mis logros?
Y aquí te invito a que tomes consciencia de que esa forma de relacionarnos con la vida que hemos aprendido, si tanto nos “encarcela” es precisamente porque hemos asociado ese estilo de funcionamiento vital con la supervivencia
En nuestro interior puede haber una gran asociación entre esa valoración externa y el sentido de supervivencia… Sí, desde una parte más primitiva y emocional (evidentemente lo cognitivo nos dice que no pasa nada jaja pero no sirve de nada)
Así que tira un poco de ese hilo a través de esa parte de ti más emocional y verás que sucede, ya que muchas veces tanto en un contexto clínico como no clínico encuentro discursos de este tipo: “si no soy perfecto no me van a querer… si no me quieren me quedo solo… si me quedo solo muero (de lo que sea, pero muero)”
Vamos a cuestionar eso, simplemente para que no siga tomando las riendas y tengamos más poder y libertad de decisión sobre lo que pensamos, sentimos y hacemos… Para ello, pregúntate:
- ¿Quiero (es mi deseo) ser admirado por mis logros o quiero soltar tan siquiera que me admiren?
- ¿Quiero (es mi deseo) que se queden porque me idealizan o por ser yo mismo?
Preguntas importantes que mirar a los ojos y dejar que respiren contigo, suavemente, porque no son preguntas para que puedas contestar con la mente, son preguntas que han de ser revisadas con todas las células de tu cuerpo, leídas, sentidas, vibradas… Que se queden un tiempo contigo, que viajen y miren el mundo interior que se ha ido construyendo dentro de ti, con paciencia ante todo aquello que está en proceso, que aún no está resuelto en tu corazón
Como amplia Rilke, en mi fragmento favorito de Cartas a un joven poeta:
Es usted tan joven, está tan al principio de todo, que quisiera pedirle de la mejor forma en que me resulta posible, mi querido señor, que tenga paciencia con todo lo que sigue sin resolver en su corazón y que trate de coger cariño a las propias preguntas como si fueran cuartos estancos y como si fueran libros escritos en un idioma muy extraño. No busque ahora las respuestas que no se pueden dar, porque no podría usted vivirlas. Y se trata de vivirlo todo. Viva usted ahora las preguntas. Tal vez un día lejano, sin darse cuenta, empiece usted a vivir en la respuesta.