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En un día como hoy, pre-primaveral, los olores de los árboles floreciendo y la brisa cálida del sur me traen recuerdos preciosos de aquellas primaveras que pasaba cuando estaba en el colegio y disfrutaba, instante a instante

…de jugar, andar por la calle sin el estrés y ansiedad de estar hiperconectado,  esto es algo clave,  ya que no solo percibo ese estrés y ansiedad en mi, si no que anhelo la sintonía del ambiente, el percibir a mis semejantes paseando en una tarde soleada como se hacía en los 90:  caminando, sabiendo que allá dónde íbamos estaba lo que queríamos encontrar y, si no, cambiábamos el rumbo, nos adaptábamos e íbamos a otro sitio; la frustración era menor, la adaptación y resiliencia mayor y, por supuesto, el aquello que ahora llaman mindfulness estaba muy presente paso a paso observando tu alrededor, escuchando música en tus walkman o escuchando el  cantar de pájaros, hojas moverse por el viento, el percibir fragancias y no estar con el cuello torcido mirando hacia  abajo cual robot humano alienado, con la ansiedad de no poder vivir ni un solo segundo tu vida real, si no que por el contrario estar pendiente del siguiente estímulo apetecible y adictivo de ¿a quién escribo? ¿qué voy hacer dentro de una hora? o la incontrolable falta de puntualidad masiva, todo dios escribiendo “llego tarde” y hablando de más en qué hacer, cuándo y cómo en lugar de REALMENTE hacer

Por Dios, es de locos, intento todo lo que puedo volver a ese estilo de vida que os menciono, que no es más que lo más cercano a la vida natural que se puede tener a finales del siglo XX o lo que llevamos del XXI; aún así difícil, siento nostalgia, miro a mi  alrededor y todo va tan deprisa y la mayoría de mis iguales viven como he descrito antes (cuellos torcidos).

A día de hoy, hoy mismo, sigo paseando en estas tardes con fragancias, con mi  música en los cascos, mi alerta saludable a los olores o a los cantos de los pájaros cada vez que me rodeo de árboles y parques; cuando ocurre esto me teletransporto,  como os he dicho antes, a esas primaveras de dejar la mochila del cole, coger un sandwich y bajar corriendo al parque a vivir y jugar instante a instante, investigando, sin pensar en quehaceres y mañanas, y con una felicidad y resiliencia innata, cual mariposas en el estómago  cada vez que entraba a  casa, tras subir del parque, porque mañana me habían cambiado de sitio en el pupitre del cole y, casualmente, me tocó con la chica que me gustaba, pura inocencia, puro presente, puro desarrollo… por todo ello declaro que voy a seguir llevando ese estilo de vida, aún en los tiempos nuevos, todo lo que pueda y, si tiene que ser solo, como me ocurre a menudo, pues que así sea.

Me encantaría mirar a mi alrededor y que lxs demás se moviesen así, pues tener tecnología no implica no saber usarla, es una herramienta más que tu decides cuándo y cómo usarla, no por inercia, adicción  ó “auto”-imposición inconsciente. Lo siento, mi banda sonora no está hecha de reggaeton ni lo estará nunca, es mi libre decisión, y, poco a poco, espero no usar el móvil excepto para emergencias y temas prácticos-NO salseosociales, y que mi día a día sea disfrutar de caminar y relacionarme con los demás seres de tú a tú, vacío, relajado, con todos los sentidos y sin el cuello torcido y bizco. No tengo nada más que decir.

Sergy Durden

2 Comments

  • Mariana dice:

    Me llegó al alma, cuanta razón! Intento de verdad poder levantar el cuello y volver a conectar con la vida ❤️, que bonito!

    • ommspain dice:

      Muchas gracias Mariana, me alegra mucho hayas conectado con el texto e inspire los propósitos que tienes contigo misma 🤗