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Meditar no es sentarse de 9 a 10, es un gesto, es la vida entera que abraza la existencia y ver el mundo y los otros desde el corazón.

“El silencio no se puede encerrar en un concepto o palabra. El silencio sobre todo reclama ser vivido, una experiencia de silencio es casi incomunicable. No hay tranquilidad, no hay paz y no hay sosiego si uno no descansa desde su interior”

actitud meditativa

Realmente se puede meditar en casi cualquier sitio y postura, pero algunas de ellas te invitan a que la experiencia sea más o menos de calidad. Tradicionalmente, se conocen cuatro posturas para realizar nuestra práctica de meditación, todas ellas son importantes y nos traen aspectos diferentes de la práctica.

TIPOS DE POSTURAS

POSTURA SEDENTE

La postura sedente o postura de sentado se estableció como la más idónea porque el cuerpo descansa, pero permite estar alerta, permitiendo mantener un equilibrio perfecto entre relajación y atención “Estoy atento/a, pero relajado/a”, siendo dicha práctica una invitación para generar esa postura mental “Postura mental atenta, pero relajada ante lo que vamos observando en nuestra mente”. Por ello, se puede practicar durante más tiempo y permite mayor transparencia de lo condicionado. Dicha postura puedes realizarla en una silla, banquito de meditación o zafu

POSTURA DE PIE

Postura de pie permite tomar consciencia de mi postura de pie y eso me ayuda a observar cómo es mi postura mental en este estado: Si estoy encorvado/a, demasiado tenso/a, etc. Me acerca de una manera informal a la práctica, pero de manera formal no suele practicarse por tener el inconveniente de ser demasiado cansado (estar mucho tiempo parado de pie requiere más recursos y acaba agotando)

POSTURA CAMINANDO

La postura caminando es una forma estupenda para llevar la práctica a la vida real, al movimiento, estando presente con una mayor estimulación. No se considera de referencia como práctica formal, ya que la quietud invita a una mejor observación de nuestra interioridad, de lo condicionado. 

POSTURA DECÚBINO SUPINO

Postura decúbino supino o acostado boca arriba es una postura que genera somnolencia y, como hemos comentado en otras ocasiones, Mindfulness no es relajación sino un entrenamiento de nuestra atención, con presencia y consciencia. Si hay demasiada relajación nuestra atención se ve mermada y no se puede observar con claridad lo que sucede, por ello, es una postura que se utiliza para algunas prácticas y momentos, en principiantes, para realizar la exploración corporal, pero no se recomienda su uso habitual como práctica formal.

ESFUERZO EN LA POSTURA

Respecto al esfuerzo en la postura, es importante ser consciente que nuestro cuerpo, al principio, necesita un periodo de adaptación ya que puede estar acostumbrado a posturas no demasiado saludables donde colocamos el peso del cuerpo en zonas que después pueden resentirse, por ejemplo, la espalda.

Un consejo es encontrar esa zona de aprendizaje óptimo, la que se encuentra entre la zona de confort y la zona de agobio.

Dicho espacio no ha de ser vago y cómodo (zona de confort) pero tampoco demasiado molesto (zona de agobio), sino ha de consistir en la realización de un esfuerzo que pueda sostener durante un tiempo y que, cuando se estabilice, me permita dar un paso más. 

SENTARSE EN EL ZAFU O COJÍN DE MEDITACIÓN PASO A PASO

A continuación, te explicamos por pasos cómo puedes sentarte de manera adecuada en tu zafu o cojín de meditación:  

Espalda recta, pero no rígida…

Pelvis ligeramente elevada de manera que toda la columna vertebral pueda colocarse y descansar, posando el peso del cuerpo de manera equilibrada sobre los isquiones.

Brazos relajados, piernas relajadas, barbilla un poquito hacia dentro de manera que la nuca quede estirada y la coronilla mirando hacia el cielo.

Ojos cerrados o semicerrados, relajados.

Las palmas de las manos puedes colocarlas sobre los muslos o realizando un mudra, si es lo que acostumbras a hacer.

Las piernas puedes colocarlas en postura birmana, medio loto o loto completo.